A diferencia de la humedad atmosférica, en que el agua entra puntualmente a causa de la lluvia, en el caso de una azotea o jardín (
figura 2.19) que, por defecto del drenaje, el agua se queda embalsada puede provocar filtraciones debidas a la presión que ejerce sobre las paredes.
A veces es difícil diferenciar una humedad de tipo atmosférico de una humedad de filtración por presión, pero observando la
figura 2.20 es posible darse cuenta de que depósitos, piscinas y aljibes, donde se acumula agua que ejerce presión y llega a penetrar o a salir al exterior en el momento en que aparece una microfisura, provocan fugas de agua (
figura 2.21).
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Figura 2.19 Humedades debidas a la presión del agua que ha provocado el desconchamiento del revestimiento.
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Figura 2.20 Depósito afectado por la presión del agua y aparición de microfisuras. |
Estas vías de agua suelen aparecer con frecuencia en los sótanos de los edificios por donde entra el agua, o por los muros o las soleras. En el caso de la solera es mucho más peligroso pues da lugar a embalsamientos de las aguas, mientras que si son por los muros de cimentación se puede resolver utilizando los sistemas de cámaras bufas o tratándolos con morteros especiales como se verá más adelante.
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Figura 2.21. Humedad por filtración en un sótano. |
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