Según lo comentado anteriormente, la humedad se presenta de varias formas en la construcción y se engloba en varios grupos:
• Humedad capilar o por remonte capilar procedente del agua subterránea.
• Humedad atmosférica o por agua de lluvia.
• Humedad por filtración.
• Humedad por condensación o por variación de temperatura.
• Humedad de tipo accidental.
Humedad capilar o por remonte capilar
Es la humedad que aparece en las zonas bajas de las construcciones, en cimentaciones o muros, en contacto con el terreno (
figura 2.5).
|
Figura 2.5 Mancha producida por remonte capilar en un muro en contacto con el suelo. |
Esta humedad puede ser debida a que los materiales absorben el agua del terreno a través de la cimentación o muros. Las humedades de remonte capilar pueden ser permanentes cuando el nivel freático del terreno está muy alto, o pueden ser temporales o accidentales cuando están relacionadas con las condiciones meteorológicas (suelen aparecer en invierno y secarse en verano).
Agua en el suelo
Los poros del suelo están llenos de aire y agua. Analizando el corte del terreno se distinguen tres estados diferentes (
figura 2.6):
|
Figura 2.6 Seccion en un terreno. |
• En un caso extremo todos los poros están llenos de aire, es decir, el suelo está totalmente seco.
• En otro caso límite los poros están completamente llenos de agua, por ejemplo, en suelos situados bajo la capa freática (suelo saturado).
• En el estado intermedio los poros están ocupados en parte por el aire y en parte por el agua. Éste es el caso de los suelos situados por encima de una capa freática (suelos semisaturados).
Agua situadti por encima del nivel freático
Esta agua se mantiene en el suelo mediante fuerzas superficiales o capilares y, por tanto, no puede moverse libremente.
Según la forma de unión con las partículas deF suelo puede distinguirse:
• Agua higroscópica o agua de constitución que es retenida por las fuerzas de atracción de las partículas del suelo. Rodea los granos con una disposición molecular muy cerrada.
Como consecuencia de esta envoltura acuosa existe en los suelos cohesivos no saturados una atracción mutua de las partículas, de tipo superficial (cohesión).
• Agua absorbida que se mantiene en contacto con las partículas del suelo mediante fuerzas de tensión superficial. Se puede distinguir:
1. La película acuosa adsorbida que envuelve los granos del suelo formando una segunda capa.
2. El agua que llena los pequeños ángulos de los poros.
3. El agua absorbida presenta una cierta viscosidad y es independiente del agua libre.
• Agua capilar que tiene su origen en el agua que asciende desde la capa freática por la capilaridad de los pequeños canalículos del suelo, manteniéndose suspendida por efecto de la tensión superficial.
En la zona inmediatamente por encima del nivel freático el agua capilar llena todos los poros (zona de capilaridad completa). A mayor altura solamente algunos poros están llenos de agua (agua colgada), quedando el resto ocupados por aire (zona de capilaridad abierta).
• Agua infiltrada que representa el medio de unión entre el agua de lluvia y el agua freática, contribuyendo al mantenimiento de esta última. Por efecto de la gravedad el agua infiltrada se convierte en agua freática. En su camino contribuye a la formación del agua absorbida y capilar de las capas atravesadas y solamente el volumen sobrante llega a alcanzar finalmente el nivel freático.
Humedad atmosférica o por agua de lluvia
La humedad atmosférica es la que produce el agua de lluvia ai contacto con ia construcción. Sin embargo, los métodos ylos materiales utilizados para ejecutar las construcciones se diseñan para evitar la penetración del agua de lluvia.
La utilización de un material u otro dependerá de la orientación, de los vientos dominantes e incluso de las inclemencias del tiempo, evitando utilizar materiales no preparados para ello. En la
figura 2.7 se observa el lavado que sufre un revestimiento a causa del agua de lluvia, la cual actúa como erosionante.
|
Figura 2.7 Esosión producida en una pared enfoscada a causa de la lluvia. |
Con el paso del tiempo la lluvia creará una mancha de humedad que se comunicará a los materiales más o menos porosos que componen los muros exteriores y/o incluso de la cubierta del edificio, tratando de establecer constantemente un equilibrio higrométrico.
Así, en días húmedos y durante las lluvias y nevadas, la humedad de la atmósfera penetraría en tos poros de las piedras, los ladrillos y los morteros, hasta saturarlos de agua. Contrariamente, en días secos y de sol, la atmósfera absorberá la humedad contenida en los muros y producirá su evaporación.
La utilización de materiales muy porosos, como son los productos cerámicos en los revestimientos de fachadas, por su propia naturaleza absorben el agua de lluvia hasta saturar los poros, como se observa en la
figura 2.8.
|
Figura 2.8 Humedad atmosférica en una facada de ladrillo visto. |
Sin embargo, en otras ocasiones estos poros se llenan de suciedad producida por la contaminación o por elementos constructivos oxidantes, que con la ayuda del agua de lluvia favorecen la aparición de manchas en los revestimientos (
figura 2.9).
|
Figura 2.9 Manchas en un revestimiento debidas a la humedad atmosférica. |
|
Figura 2.10 Vierteaguas de cubierta. |
|
Figura 2.11 Remates de una cubierta. |
Las fachadas de las construcciones se decoran con elementos o sistemas constructivos (alfeizares, albardillas, goterones, etc.) cuyo fin es la evacuación del agua de lluvía, de manera que ésta caiga por gravedad, no resbalando a lo largo de ella (
figuras 2.10 y 2.11).
El agua de lluvia que cae sobre una cubierta se conduce al exterior utilizando aleros o vuelos, o se recoge mediante canalones que la conducen hacia los bajantes (
figura 2.12). La disposición de los elementos de cubierta debe tener la forma y disposición adecuada para facilitar la recogida y la evacuación de manera que nunca quede acumulada, aunque a veces una mala ejecución da lugar al embalsamiento de las aguas, con el consiguiente riesgo (
figura 2.13).
|
Figura 2.12 Detalle de ka reciguda de agua mediante canalón en una cubierta. |
|
Figura 2.13 Mancha producida por el embalsamiento de aguas en una azotea. |
Generalmente las humedades de tipo atmosférico dan lugar a filtraciones puntuales y se deben generalmente a una mala ejecución de los sistemas constructivos. Bastará entonces con tratarlas, como se verá más adelante.
Humedad por condensación
Esta humedad se produce cuando el vapor de agua existente en el interior de una construcción entra en contacto con superficies frías como, por ejemplo, el aluminio de una ventana o el cristal, o una canalización de acero, formando pequeñas gotas de agua. Este fenómeno se suele dar en invierno y favorece la creación de microorganismos que son perjudiciales para la salud, alterando la estética de la construcción.
Humedad contenida en la atmósfera
El aire ambiente contiene siempre una cierta cantidad de vapor de agua. La cantidad de humedad tiene un límite que varía según la temperatura del aire.
Así, por ejemplo, a 10°C el aire puede contener, como máximo, 9,39 g de vapor de agua por cada metro cúbico. Si la temperatura es de 15 °C, esta cantidad máxima es de 12,82 g. Cuando el aire contiene el máximo de vapor de agua que admite, de acuerdo con su temperatura, se considera que está saturado de humedad.
A veces suele suceder que el aire, que está a una temperatura determinada, está envuelto por superficies más fn’as. Es el caso de un edificio con buena calefacción, pero con mal aislamiento en las paredes y los techos, o simplemente tiene una falta de ventilación.
En este caso, el frío de las paredes se transmite a las capas de aire que están en contacto con ellas; este aire baja de temperatura y origina condensaciones que pueden provocar por ejemplo, el desprendimiento de los revestimientos, como las pinturas de tipo plástico (
figura 2.14).
|
Figura 2.14 Desprendimiento de la pintura por efecto de las condensaciones. |
Sin embargo, todos los materiales deben mantener una cierta humedad y, a veces, suprimir las condensaciones puede resultar gravoso. Por tanto, se puede deducir que no se debe tratar de suprimir completamente las condensaciones, sino que deben evitarse las condensaciones exageradas (
figura 2.15); las condensaciones accidentales y ligeras (sobre todo las que pueden ser absorbidas por los paramentos) no son, en general, peligrosas, ya que ayudan a mantener un cierto equilibrio en los materiales, sobre todo si se trata de madera.
|
Figura 2.15 Mancha producida por condensación (cerramiento de piscina pública cubierta), aunque a simple vista parece una humedad de carácter atmosférico. |
Son las condensaciones que se producen sobre la superficie interior y aparente de los muros e incluso en las instalaciones que discurren por los falsos techos las que provocan la humedad debida a las condensaciones.
Humedad de filtración por presión
Es aquella causada por la penetración directa del agua en el interior de los edificios a través de los muros (
figura 2.16) debido a corrientes de agua creadas accidentalmente, por ejemplo, en jardines o por escorrentía de las aguas de lluvia hacia ellas, caso en que el agua es la que ejerce presión sobre la construcción.
|
Figura 2.16 Ejemplo de una filtración por presión. |
Agua freática
Es el agua que se mueve libremente por el terreno sometida únicamente a la fuerza de la gravedad y saturando todos los poros. Las capas que contienen agua freática se denominan acuíferos. La parte inferior de estas capas está constituida por un suelo impermeable o una base rocosa. La superficie superior es el nivel freático. El agua freática puede ser por una corriente de filtración de aguas o ser un manto subterráneo en reposo, como el que se observa en la
figura 2.17.
|
Figura 2.17 Agua freática en reposo. |
Entre los diversos tipos de agua freática se pueden citar:
• Agua freática libre, no sometida a presión: en su superficie se equilibran las presiones del agua y del aire.
• Agua libre suspendida: bajo la base del acuífero existe otra zona con poros rellenos de aire.
• Agua artesiana, encerrada bajo presión.
• Acuíferos independientes y separados por capas impermeables.
En la mayoría de los casos no puede evitarse que el suelo sea húmedo. Pero el suelo puede estar saturado o no de humedad, es decir, que los poros pueden o no estar llenos de agua líquida. Una gran parte del suelo siempre está saturada de agua, formándose la capa de agua subálvea o freática.
El nivel de la capa (nivel freático) varía ligeramente durante el transcurso del año y con las lluvias, pero sigue más o menos la configuración del suelo, aproximándose más a la superficie en los fondos que en los promontorios. Por lo que, en general, interesa construir en los lugares elevados, siempre que se pueda (
fig. 2.18).
|
Figura 2.18 Cimentación enterrada y muy cercana al nivel freático ya que toda la superficie de cimentación está siendo tratada. |
El nivel freático puede cambiar no sólo según la estación del año sino también por circunstancias imprevisibles o poco previsibles. Por ejemplo:
• Una corriente subterránea de agua puede desviarse por efecto de una obra vecina (muro de un sótano, túnel, construcción subterránea o simplemente deprimida, etc.), afectando a las fincas incluso algo alejadas.
• El cambio progresivo de zona agrícola a zona industrial puede acarrear un aumento de la humedad del suelo, al no ser absorbida por los vegetales.
• El cambio climático, que hace que zonas consideradas húmedas dejen de serlo por variación y aumento de la temperatura, hace descender el nivel de las aguas subterráneas a límites impensables, provocando incluso el vuelco de construcciones.
>>> Presión del agua sobre las construcciones
Humedad accidental
Se puede decir que cuando en una construcción, que se considera impermeabilizada y que cumple con todos los requisitos y las normas establecidas, todavía aparece humedad es porque el agua ha penetrado de forma accidental.
Las humedades accidentales suelen ser las provocadas por escapes en canalizaciones o defectos de sellado en los materiales tradicionalmente impermeables, como son los azulejos y los suelos de los locales húmedos (baños, cocinas y lavaderos).
Son humedades de tipo puntual y mediante sellado o reparación del elemento que las provoca desaparece.
En la imagen de la
figura 2.22 se observan manchas de humedad ya secas, provocadas por roturas en los bajantes de un sótano.
|
Figura 2.22 Humedad accidental. |
Las roturas y los escapes en las conducciones son generalmente determinables y perfectamente reparables. Pero a veces están ocultas y dan lugar a fenómenos confundibles como condensaciones o penetración de humedad del exterior, como se podría pensar en la imagen antenor.
Estas humedades pueden llegar a ser peligrosas, e incluso pueden desmoronar materiales constructivos. En la imagen de la
figura 2.23 se observa la humedad creada por la picadura de un bote sifánico, que gota a gota erosionó la bovedilla cerámica del forjado. En la
figura 2.24 un poro en un manguetón provocó una humedad accidental que en un principio se pensó que era por condensación.
|
Figura 2.23 Efectos provocado por una fuga en un bote sifónico empotrado. |
|
Figura 2.24 Efectos provocados por un fuga en un manguetón de un baño. |
También se provocan humedades accidentales por la dejadez en las construcciones o por falta de mantenimiento o limpieza de éstas. En la
figura 2.25 se observa la gran posibilidad de que por falta de limpieza de la cubierta pueda provocarse el rebosamiento de las aguas fuera de la canal de las tejas, produciendo filtraciones accidentales, en el caso de que por la parte inferior no estuviera impermeabilizada la cubierta, como sucede algunas veces.
|
Figura 2.25 Falta de limpieza en una cubierta. |
También se observa en la
figura 2.26 la posibilidad de penetración de agua de forma accidental por defecto de sellado en la medianería de dos edificaciones, a pesar de que a una de ellas teóricamente se le ha puesto una albardilla.
|
Figura 2.26 Falta de sellado en la medianería de dos edificaciones. |