Naturales de acción permanente
Todo
elemento constructivo en función de su empiazamiento y orientación está
sometido a una gran diversidad de acciones naturales que actúan de
forma permanente o periódica y que son la causa fundamental del proceso
de envejecimiento a que un edificio como cualquier otro elemento
existente está sometido.
En función de su origen se clasifican en tres campos diferentes.
Químicas
Las
acciones químicas son las debidas al efecto sobre los materiales de los
compuestos presentes en la atmósfera o los que se desplazan utilizando
como vehículo el agua en distintas formas: líquida o vapor.
Uno de los fenómenos atmosféricos más frecuentes es la oxidación (
figura 3.6), que causa la corrosión de los metales provocando su expansión y, por tanto, la rotura del material que los envuelve.
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Figura 3.6 Mancha de oxidación en la cubierta de un monumento. |
Así mismo, hay un principio químico elemental de
ácido + base = sal + agua, reacción que se produce con frecuencia en
atmósferas solucionadas a causa del anhídrido sulfuroso y otros
derivados de la combustión de aceites minerales o de carbones con la
formación de sulfatos, con el consiguiente incremento de volumen que
causa la degradación superficial progresiva.
Este
fenómeno se produce de forma especialmente agresiva en zonas próximas al
mar a causa de las altas concentraciones de cloruros y en muchas otras
circunstancias como el propio anhídrido carbónico que produce
carbonatos.
El agua en su desplazamiento por remonte
capilar provoca efectos parecidos en su evaporación, produciendo la
cristalización de sales en la superficie (
figura 3.7) y la
degradación progresiva. En el caso de la lluvia y la niebla se arrastran
los ácidos de la atmósfera o los de origen biológico producidos por los
detritos de anirriales, depositándose en la superficie de las fachadas,
facihtando su reacción agresiva.
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Figura 3.7 Remonte capilar en un muro de piedra caliza. |
Físicas
Las acciones físicas sobre los
materiales son agresiones externas que actúan sobre ellos produciéndoles
desgaste y degradación progresiva.
Las variaciones térmicas, y los efectos de dilatación (
figura 3.8)
y contracción que generan, causan en muchas ocasiones fisuras o
microfisuras, en función del volumen de las piezas expuestas y de sus
coeficientes de dilatación, facilitando así posteriores agresiones
químicas o por heladas; asimismo, las altas temperaturas que se pueden
alcanzar a causa del fuego, en general, causarán graves daños a los
mateia]es expuestos.
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Figura 3.8 Efecto de la dilatación en el peto de una azotea. |
La erosión eólica y, en algunos casos, la del agua
son acciones lentas pero que unidas a otros factores pueden causar daños
importantes.
Las vibraciones debidas al tráfico, los
aviones, los ferrocarriles o a otras causas, en general, no constituyen
un problema determinante de ninguna patología, pero pueden incrementar
de forma importante un cuadro fisuratiyo existente.
La
presencia de humedad en la construcción resulta el agente físico más
perjudicial para cualquier material o construcción por sí misma, ya que
sirve de vehículo necesario para hacer posible muchas otras agresiones
de tipo químico y biológico.
Biológicas
Las
acciones biológicas son las causadas por microorganismos vivos que se
establecen sobre o próximos a los materiales de construcción causándoles
alteraciones de tipo físico o mecánico (
figura 3.9).
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Figura 3.9 Rotura de un muro que ejercía de valla por raíces de árboles. |
Por una parte, están las plantas mayores de tipo
herbáceo, arbustivo o arbóreo que crecen en el propio elemento
arquitectónico, introduciendo sus raíces en las juntas o grietas del
material, actuando como cuñas y causando movimientos y roturas en muchos
casos de gran importancia.
Los daños de estas plantas
en algunas ocasiones no son suficientemente valorados y se fomenta el
crecimiento de plantas trepadoras en muros de mampostería que acabarán
por provocar su completa ruina.
Por otra parte, una
acción muy diferente es la que realizan los microorganismos como las
bacterias, los líquenes, las algas y los hongos, que en algunos casos se
alimentan de los propios componentes del material, debilitándolo, y en
otros producen componentes agresivos a partir de transformaciones
bioquímicas.
Consideración especial en este apartado deben tener
los diversos y peligrosos insectos xilófagos, que tienen en la madera su
medio de vida y causan su degradación irreversible.
Otros
animales que pueden causar daños a los edificios son los ratones que
anidan en el interior de los muros de mampostería, haciendo
perforaciones en su interior y debilitándolos de forma importante.
Naturales de acción imprevista
Independientemente
de las acciones naturales permanentes, los elementos arquitectónicos
están expuestos a otras acciones, también naturales, que se pueden
producir de forma imprevista, pero que en la mayoría de los casos
resultan de mucha mayor capacidad destructiva que las anteriores.
•
Terremotos:
las ondas sísmicas producen movimientos en la superficie terrestre que
provocan vibraciones intensas a los edificios, pudiendo causar su
colapso total o daños de consideración.
• Inundaciones: las
crecidas de los cursos de agua en épocas del año de grandes lluvias
pueden causar la acción de estas aguas sobre los edificios, provocando
también graves daños.
•
Rayos: la caída de rayos en edificios puede causar su fractura.
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Incendios:
los incendios son un peligro constante en los edificios que pueden
causar su destrucción total, si bien los daños están muy relacionados
con sus características constructivas.
•
Otras causas naturales de carácter catastrófico e imprevisible pueden ser:
las
fallas geológicas del terreno; la erupción de volcanes; los maremotos;
las heladas excepcionales; los ciclones, y las trombas de agua entre
otras.
Humanas
El
hombre con su comportamiento y la utilización también resultará en
muchos casos una causa de la degradación de los elementos
arquitectónicos a partir de acciones directas o indirectas.
•
Los trabajos de reforma, ampliación o conservación de un edificio
resultan en ocasiones perjudiciales para éste; en un intento de variar
su comportamiento se puede causar su degradación (
figura 3.10).
• El propio uso de un edificio representa un desgaste de éste.
• Los accidentes, como son cortocircuitos, explosiones de gas, etc., o en general, deberán atribuirse a causas humanas.
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Las modificaciones del subsuelo que cambian las capas freáticas, la
excavación de túneles, la excavación bajo la rasante de los cimientos en
el terreno colindante, etc., pueden ser causa de problemas en un
edificio.
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Figura 3.10 Destrozo de la impermeabilización debido a la acción del hombre en trabajos de reparación. |