Uno de los principales enemigos de un mortero o de un hormigón es la materia orgánica, hasta tal punto que ésta puede llegar a impedir que el hormigón frague o, en el mejor de los casos, reducirá su resistencia mecánica haciéndole más atacable por los agentes atmosféricos y reduciendo en mayor o menor cantidad su durabilidad.
El que una arena o un árido manche los dedos, no es prueba suficiente para desecharla, bien es verdad que la mayor parte de las veces será así, pero es necesario cerciorarse bien, sobre todo, cuando obtener una buena arena de miga o de río resulte caro.
Para analizar un árido desde este punto de vista, se sigue el procedimiento de Duff Abrams.
Primeramente disolveremos completamente 15 gramos de sosa (hidróxido sódico) de buena calidad, en medio litro de agua. Conviene emplear una disolución recientemente hecha, ya que si lleva mucho tiempo preparada podría estar impuriticada y falsearnos los resultados.
A continuación pondremos en una probeta graduada de 300 centímetros cúbicos, árido hasta la división 15, añadiendo la disolución anterior hasta la división 200.
Seguidamente se tapa la probeta con tapón de goma o cristal y se agita vigorosamente unos minutos, dejándola a continuación en reposo.
Transcurridas 24 horas de reposo, se observa el color del líquido existente encima de la arena de acuerdo con las siguientes características:
Arido bueno para todo: líquido transparente o ligeramente amarillo.
Arido bueno sólo para trabajos que no sean delicados: líquido anaranjado.
Arido malo, pero utilizable en trabajos secundarios líquido color pardusco.
Arido rechazable totalmente: líquido casi negruzco.
No demos, pues, más palos de ciego con respecto a la determinación de un árido y enfoquemos las cosas, desde su principio con un punto de vista más objetivo y más eficiente, ya que, unas horas perdidas (y que para estos ensayos se puede aprovechar la transición entre excavación y preparación de hormigonado) no significan nada si ello nos puede reportar una gran tranquilidad eliminando, en un principio, muchas preocupaciones con respecto al comportamiento de los áridos, material básico, por el momento en la construcción de edificios.
Para las cimentaciones de hormigón en masa no es recomendable, económicamente, construirlas con dosificaciones que pasen de los 200 kilos de cemento por m3 de hormigón; en la práctica el más utilizado es el de 150 y en algún caso, el aludido de 200.
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