Otra cosa es cuando la superficie de asiento de la cimentación va cediendo en forma gradual y rápida, circunstancia reconocible por los <<chivatos>> rotos, pues es entonces cuando se precisa un ingente apuntalamiento. Para que éste resulte eficaz se deben observar las siguientes reglas:
1º Si el edificio es de varios pisos, el apuntalamiento deberá efectuarse con dos órdenes de tablones de pino o abeto, en el que el primero quede empótrado a la altura del forjado del piso de la segunda planta, y el 2.° puede muy bien acomodarse, en sentido paralelo, al forjado de la planta primera. Los dos órdenes se enlazarán entre sí por tablas cruzadas, de manera que se forme una viga de celosía (fig. 157). El ángulo de los puntales con la horizontal del pavimento o terreno exterior no deberá ser menor de 60º.
2° Recercar con un cuadradillo de escuadra de lO X 10 cm todos los huecos (fig. 158) o, si se prefiere, cegarlos con ladrillos macizos (fig. 159).
Una vez dispuesto el apuntalamiento en la forma descrita, ya se pueden comenzar, con cierta seguridad, los trabajos de realce.
Figura 157
Figura 158 Figura 159
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