Las pinturas alquidálicas son en general muy buenas para resistir el deterioro del agua y son regulares para resistir la acción de los álcalis, sus formulaciones pueden ser muy variadas, en su gran mayoría se emplean para fabricar pinturas de colores claros y resistentes al intemperismo. Las pinturas alquidálicas se curan en un tiempo similar al de las pinturas de aceite.
Con algunas variaciones en su formulación se producen esmaltes alquidálicos que poseen un secado rápido y de gran rendimiento tanto para exteriores como para interiores, aplicables tanto al hierro, la madera, la mampostería y para usos marinos (anticorrosivos), en esta variedad de aplicaciones la pintura se puede rebajar con aguarrás puro o gasnafta, nunca debe usarse thinner porque daña el esmalte. También se ha empleado la mezcla de una pintura alquidálica con un 20 a un 50 porciento de pintura de látex.
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