martes, 30 de agosto de 2011

Encofrados para suelos de plantas: APUNTALAMIENTO.


Para apear los encofrados de las losas de hormigón, se utIlizan idénticos puntales que. para los de las vigas, ya descritos. Son, pues, rollizos con diámetro alrededor de los 10 cm, lo más derechos posibles. Si hay que empalmar dos trozos para conseguir la altura deseada, se tomarán las medidas ya descritas en el capítulo de encofrados de vigas.

Los puntales no sostienen directamente el encofrado de la losa, sino que lo hacen a través de las viguetas. 

Para ello, en las cabezas de los puntales se dispone un trozo de tabla, de 30 a 40 cm de longitud, las cuales se clavan a aquéllos. Se debe colocar un puntal cada metro o metro y medio, lo cual depende, naturalmente, del peso de la losa que debe soportar. Se puede, incluso, calcular, como hicimos ya anteriormente, el número de puntales a disponer en un encofrado, conociendo las cargas que deben soportar, ya que sabremos el tipo de losa que se va a colocar en obra y, por lo tanto, su peso propio, al cual habrá que añadir las otras cargas, tales como el peso del tablero, viguetas, costillas, etc., más el que se produzca durante el hormigonado (hombres, carretillas, etc.).

Los puntales no deben cortarse a la medida exacta, es decir, teniendo como base la del suelo y como altura la que hay hasta la vigueta sobre la cual empuja la brida. Esta medida se tomará algo menor, para proceder al acuñado de los puntales, labor ésta que luego facilita el desencofrado. 

Las bridas de los puntales se clavan a las viguetas antes de quedar el puntal con sus cuñas.

Encofrados para suelos de plantas: APOYO DE LOS ENCOFRADOS DE LOSAS


En la figura 92 se muestra la forma en que los encofrados de la losa llega hasta el borde exterior de pilares y vigas, pero no se asienta sobre los encofrados de éstos. Es, pues, un arranque lateral de estos tableros el que se dispone. Lo mismo sucedería en el caso en que la losa se apoyara en muros de hormigón o fábrica. No descansaría sobre aquél, sino que el tablero ¡ría adosado al de aquél.

Esta unión lateral debe cuidarse en extremo, ya que si se hace de un modo defectuoso, por la ranura que quedase se colaría el hormigón, con las consiguientes consecuencias, tanto en la bondad del hormigón a obtener como en el perfecto acabado de la obra.

 Figura 92

Encofrados para suelos de plantas: TABLAS CORTAS.


Como es natural, no siempre se dispondrá del número suficiente de tablas con la adecuada medida para poder ser puestas en obra. Frecuentemente sucederá que tendremos que empalmar algunas tablas para conseguir la longitud deseada. No hay inconveniente en ello, siempre que esta unión de dos tablas se haga de forma que sus testas estén bien unidas y que esta unión se haga sobre una costilla, nunca en el van entre éstas.

Como este empalme de las tablas cortas, será, tal vez, frecuente en un mismo tablero, es muy conveniente alternar estas uniones, es decir, procurar que no caigan sobre una misma línea, la formada por la costilla, sino que es mucho mejor que estén formando un escalón.

martes, 16 de agosto de 2011

Encofrados para suelos de plantas: Puesta en obra.


PUESTA EN OBRAS

Como veníamos diciendo, en primer lugar se colocarán las carreras adosadas a los encofrados de las vigas y seguidamente las viguetas, si hay necesidad de ellas. Una vez efectuado todo ello, se colocarán las costillas del tablero, que van de canto. Las dos costillas primera y última del encofrado de losa, van clavadas a las vigas, por lo que reciben el nombre de costillas de carrera. Irán, pues, como decimos, clavadas a los barrotes del tablero lateral de los encofrados de las vigas.

Estas costillas suelen situarse a distancias pequeñas, de unos 50 cm, aproximadamente, ya que el peso de la losa, como venimos repitiendo, suele ser de consideración.
Si hubiera necesidad de empalmar costillas, se efectuaría este empalme sobre una de las viguetas, nunca entre el vano que queda entre dos de ellas.

Las costillas se fijan a los tableros laterales de los encofrados de las vigas, pudiendo hacerse desde fuera, clavando los clavos inclinados, o clavarlos por dentro del encofrado de la viga. Según se use una forma u otra de clavado, así habrá de procederse también de forma diferente a la hora de desencofrar. Si los clavos fueron clavados por fuera, al desencofrar es fundamental quitar primero esos clavos para poder desprender la costilla correspondiente. Si fue clavada la costilla desde el interior del encofrado de la viga, para sacar al desencofrar, basta con tirar de ella en el sentido perpendicular a la viga, y quedará arrancada del clavado que la unía al encofrado de aquélla.

Ya tenemos, pues, las costillas dispuestas. Se procederá a la puesta de las tablas del tablero. Previamente habrán sido cortadas estas tablas a su justa medida. Comenzaremos por colocar las dos tablas extremas, perfectamente normales a las costillas, las cuales nos servirán de guía. Estas dos tablas extremas se clavarán con clavos gruesos. El resto de las tablas no necesitan una gran clavazón. Cuando se vaya hormigonando, quedarán perfectamente adheridas a las costillas.

Es fundamental, como decíamos, que las tablas estén cortadas en su justa medida, ya que deben quedar enrasadas con ¡os bordes superiores de los tableros laterales del encofrado de las vigas sobre las que se apoya la losa de hormigón.

En la figura 91, para mejor comprensión del lector de todo ¡o expuesto, se muestran las disposiciones de viguetas, costillas, etc., de un encofrado de losa. Hemos suprimido el tablero para poder apreciar mejor cada una de aquellas piezas. 



LOSAS CON NERVIOS O VIGAS EN T: Encofrados para suelos de plantas:


Como su nombre indica, estas losas pierden su solución de continuidad en las vigas que forman en realidad sus elementos resistente. Se pueden encofrar primero las vigas y después adosarles los tableros de las losas del suelo, o construir totalmente el encofrado de una sola vez. Esto no tiene más importancia que variar el sistema de apoyo del encofrado de losa. En el primer caso, las carreras de las vigas estarán ya montadas y habrá que contar con ellas al montar el tablero de la losa. En el según- do caso, no.
Estas carreras se colocan para que en ellas se apoyen los extremos de los barrotes del tablero de la losa.

Como puede comprenderse, deben soportar la mayor parte del peso de la losa.

Para descargar del peso que reciben los encofrados de las vigas y sus puntales, se suelen colocar unos tableros a modo de viguetas, en el mismo sentido de las carreras, que van colocadas a una distancia de unos 0,80 a 120 m, aproximadamente, variando esta distancia, como es natural, en función del peso que deben soportar. 


Cuando se tiene necesidad de obtener viguetas de cierta Iongitud, se deben empalmar éstas, pero teniendo la precaución de que se verifique esa unión a testa y siempre sobre un puntal.

Suelos de losas macizas abovadadas.

Este tipo de suelos no suele ser muy corriente, por lo engorroso que resulta su encofrado. La principal dificultad estriba, naturalmente, en darle la adecuada forma. Es más corriente esta forma abovedada en cubiertas sobre todo de grandes edificaciones, almacenes, tinglados, etc., por lo que remitimos al lector al capítulo que, más adelante, trata de CUBIERTAS.

Suelos de losas de hormigón armado.

El encofrado de este tipo de losas, apoyadas en muros de hormigón, mampostería o fábrica de ladrillo, o bien en vigas sobre pilares, es sencillo. Bastará con tableros corrientes sobre los cuates se situarán las armaduras 1 recalzadas con cuadradillos de hormigón prefabricados y otros elementos que luego quedarán embutidos en la obra, por lo que se prescribe que sean tacos de madera.

Se debe tener siempre presente que esta clase de losas tiene un peso considerable, por lo que debemos asegurar el sistema de encofrado mediante un buen apeo.

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