miércoles, 23 de noviembre de 2011

Moldes para tubos - Encofrados.


Los tubos de hormigón se suelen fabricar en piezas de hasta un metro, por su peso y mejor manejabilidad. Se hormigonan verticalmente, retacando la masa de hormigón. 

Los encofrados correspondientes son también metálicos y están constituidos por cilindros divididos según una generatriz en dos o más partes, para facilitar la operación de desencofrado, que siempre suele ser la más engorrosa en toda clase de hormigonado de piezas.

Moldes para viguetas - Encofrados.

Los moldes para las viguetas prefabricadas (de las que existen diversas patentes) suelen ser metálicos, por su mejor conservación y larga duración. Se componen de dos o más piezas, que encajan mediante charnela, para una vez hormigonada la pieza y fraguada ésta, poder efectuar cómodamente el desencofrado y obtención de la pieza.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Encofrados de piezas prefabricadas - Descripción.


En la construcción de nuestros días, donde la rapidez de ejecución es norma general, por las necesidades de las mismas, por ser ms rentabie la inversión realizada, etc., una multitud de piezas fabricadas en taller irrumpen en las obras, donde sólo se efectúa la puesta en obra. Con ello se descarga a cada obra en particular de varios trabajos que encarecerían la misma al tener que disponer de maquinaria especial para la fabricación de dichas piezas. Entre ¡as ms importantes podemos citar la fabricación de viguetas, tubos de hormigón, losas para aceras o tapas de registros de servicios, cornisas, antepechos, vierteaguas, albardillas, etc.

De todo ello, en cada país, hay una extensa red de fabricación de piezas, de diversos modelos, que proporcionan al usuario la entrega de las mismas a precios que ellos mismos no podrían obtener en la propia obra.

Encofrado de silos.


Lo que diferencia los silos de los demás depósitos es la tolva (figura 141), y su encofrado no varía esencialmente de la de una cabeza de hongo. Vamos a describir someramente el encofrado de la tolva de un silo pequeños monocelular, del que ya se han encofrado (os cuatro pirares de apoyo y se han colocado los tableros de fondo de cuatro vigas que rodean la tolva (figura 142). Dichos encofrados montados servirán de apoyo para el molde de la tolva que, a su vez, se construir a partir de la boca de descarga.

Primero se monta una plataforma sobre la que apoyar el molde de la boca. Es sencillamente un tablero sobre puntales arriostrados y acuñados, lo mismo que un suelo cualquiera.

Seguidamente se forma el molde de la boca, cuadrado o redondo, mediante dos tableros anulares con directrices o barrotes exteriores e interiores, como en la figura 138. El borde superior del molde se arrostra con codales y el inferior con un marco de pie clavado a la plataforma.

Se procede seguidamente a montar dos tableros exteriores, de forma trapezoidal. Como en la cabeza de hongo, dos de los tableros irán encepados entre los otros dos de cepo, cuyas tablas sobresaldrán en los extremos lo necesario para que apoyen en ellos los bordes biselados de los encepados. Las costillas se dispondrán en abanico, por lo que quedarán muy juntas cerca de la boca y más separadas por la parte alta. 







Las costillas extremas de cada cara de la tolva se clavan por sus extremos a los moldes de boca y de pilar y sobre las mismas se disponen dos carreras de alfarjía, lo más alto y más bajo posible. Las carreras se apean con puntales inclinados que en el suelo apoyarán en piquetes hincados en el terreno.

A continuación se monta el encofrado exterior de las paredes, de la misma manera que una pared cualquiera.

Terminado el encofrado exterior, se pasa a montar el encofrado interior de la tolva. Primero se colocan codales que mantendrán la distancia entre los das encofrados correspondiente al grueso de las paredes. 

Generalmente estos codales se forman de horquillas de hierro redondo asentadas en taquillos de hormigón. 
En las esquinas, a ambos lados y a una distancia del tablero exterior igual al grueso de la pared aumentado con el grueso de una tabla, se colocan unas tablas maestras de plano provisionales, sujetas por codales también provisionales, y por la parte inferior se coloca la primera tabla del encofrado que apoya con su bisel correspondiente en el molde de boca y se clava a las maestras. Inmediatamente se colocan costillas a cada lado de las maestras y en ellas se colocan, una a una, las tablas de encofrar, clavándolas por dentro. 

Después de colocadas unas tablas se montan algunas costillas intermedias. Las restantes se colocarán una vez clavadas todas las tablas del encofrado interior. Dichas costillas han de tener la longitud necesaria para apoyar por su extremo superior en el encofrado exterior. Las carreras interiores se enfrentan aproximadamente con las exteriores. La carrera superior se coloca de manera que sirva de base del encofrado interior de la pared del silo.

En los tableros interiores de fa tolva se dejarán algunos agujeros de observación para controlar la marcha del hormigonado.

Por último se procede al montaje del encofrado interior de las paredes, lo que no ofrece ninguna diferencia con lo ya descrito.

Encofrado de piscinas.


Las piscinas no son más que depositos de agua, tanto si son de planta rectangular, poligonal, de riñon, etc. 
Varía La forma de la solera de fondo, por darse generalmente a las piscinas distintas profundidades para los lugares de nadadores y no nadadores, lo que obligará a recortar las tablas de las paredes de manera que se adapten a la configuración de la solera.

En muchos casos, las paredes sólo requerirán el encofrado interior, sirviendo de exterior el propio terreno recortado. La figura 140 nos ofrece el ejemplo de encofrado de las paredes de una piscina.


 Encofrado de las paredes de una piscina

lunes, 7 de noviembre de 2011

Encofrados depósitos de sección poligonal.


Los depósitos que no son circulares, pueden tener cualquier otra sección transversal: cuadrada, rectangular, la de un polígono regular, etc

En realidad, aunque variando algo en sus dimensiones, son como aplicaciones de encofrados de paredes y muros, que ya hemos descrito en el capítulo correspondiente.

Sobre la solera del fondo, replantearemos las paredes del muro, tal como lo hacíamos anteriormente, y clavaremos o fijaremos las tablas de aguante de pie de muro. Los tableros serán como los ya descritos en encofrados de muros.

Encofrados depósitos de forma circular: Trazado, puesta en obra, apuntalamiento.


Sobre la base o cimiento de hormigón, se procederá al replanteo de las dos superficies, interior y exterior, del depósito a encofrar. El diámetro de esta circunferencia exterior, a efectos de encofrado, será:

Diámetro del depósito + dos espesores del muro del depósito + dos gruesos de tabla.

Para darles forma circular a las tablas de encofrado, también se emplean aquí las piezas llamadas camones de que ya hablábamos al describir los pilares de sección circular. 

Trazado de una circunferencia mediante cuerdas y flechas
Toda la dificultad del problema del trazado de los camones estriba en su replanteo. No podemos extender sobre el suelo una superficie formada de tablas y sobre él replantear una circunferencia, para más tarde recortarla y que nos sirva de camón o guía para el molde de un depósito. Estas gulas, estos camones, hay que obtenerlos con trozos de circunferencia, de manera que al unirlos todos, tengamos formada aquélla.


Para ver cómo solucionamos el problema, examinemos la figura 136. En ella, trazando un diámetro AOM y una cuerda perpendicular, BC, se tiene, en virtud de cierta propiedad geométrica, llamada «potencia de un punto respecto de una circunferencia»:

ADDM=CD^2

y poniendo en lugar de estas letras los valores geométricos que representan, llamando f a la flecha AD y R al radio correspondiente, siendo c la mitad de la cuerda BC,


Como puede verse, se obtendrán dos valores para f, según se tome un signo u otro. Pero sólo uno de ellos es el válido, el que se obtiene con el signo —, pues el otro da el valor de DM, que no nos vale.
Así, pues, tendremos que





Esto nos da el valor de la flecha en función del radio de la circunfe rencia y de la cuerda o semicuerda c. 

Podemos sacar buen provecho de esta propiedad para el fin que perseguimos.

Supongamos, figura 137, que sobre un tablero de las dimensiones del a-b-c-d, queremos trazar un arco de circunferencia de radio R, que nos va a servir de camón para una determinada obra. Ya tenemos el dato principal, el valor de R. Supongamos que vale 2,00 metros.

Comenzaremos por medir una cuerda, la BC, que, naturalmente, nos quepa dentro de este tablero que disponemos para el trabajo. Esa cuerda es, por ejemplo, de 0,80 metros.

La flecha correspondiente, según los datos que damos, vale: 


Por lo tanto, bastará con trazar sobre el tablero a-b-c-d la cuerda BC y levantar sobre su punto medio, el D, una perpendicular a BC con una longitud f. Los tres puntos B, C y A, están sobre una misma circunferencia.

Para completar la totalidad de la circunferencia, echamos mano de otra propiedad geométrica, que nos permite seguir obteniendo puntos de una circunferencia cuando ya tenemos trazados una cuerda y la flecha correspondiente. Consiste este sencillo procedimiento en unir los puntos A y C, y sobre el punto medio de esta nueva cuerda, que pertenece al arco mitad del BC, se levanta una perpendicular EF, siendo esta longitud igual a la de la flecha AD dividida por cuatro. Esta propiedad, que sirve para el replanteo de curvas circulares y que el lector deberá aprenderse de memoria por sus múltiples aplicaciones, la podemos resumir así:

<<SI BAC es un arco de circunferencia al que le corresponde una cuerda BC y una flecha AD, al trazar la cuerda del arco mitad, AC, le corresponderá una flecha EF que es la cuarta parte de la anterior, AD>>. 

Se han hecho muchas tablas para el trazado de curvas circulares y el lector podrá encontrar muchas adecuadas a este fin.

Con este trazado, se podrán obtener los camones necesarios para el encofrado de las dos superficies, la exterior y la interior, del depósito. Basta con ir encajando todos los trozos de circunferencia así obtenidos.

Puesta en obra
Sobre la solera del hormigón del depósito, si se ha hormigonado previamente, por separado, se clavarán las tablas de pie, que consisten en camones, naturalmente. Si la solera se hormigonase al mismo tiempo que el resto del depósito, sin solución de continuidad, entonces será necesario poner las tablas de pie del encofrado exterior en superficies planas horizontales del terreno previamente preparadas. En cambio, las del encofrado interior deben quedar elevadas, o «colgadas», de manera que la altura o diferencia de cotas entre las tablas de pie de ambos encofrados sea igual al espesor de la losa de solera del depósito.

Para colocar otro sistema de camones para dirigir las tablas del encofrado por la parte superior, se colocan unos tablones verticalmente, llamados en algunas regiones «velas», y los camones se fijarán a ellas. Si el depósito tuviera una altura considerable, sería necesario situar directrices de camones para que las tablas de los correspondientes encofrados no pierdan su debida posición. En la figura 138 vemos la manera de situar los camones en un encofrado de depósito. 


 
Téngase siempre presente que los camones sólo tienen la misión exclusiva de «dirigir y mantener en su debida posición» las tablas del encofrado, pero nunca la de soportar los esfuerzos y empujes que se produzcan al hormigonar. Esta misión resistente está confiada a los zunchos, Estos zunchos son unos aros de hierro que abrazan las tablas de manera que impiden todo desplazamiento de alguna de ellas fuera de la posición deseada, Estos zunchos son, en realidad, redondos, a los que se les ha dado la forma circular y por los extremos se les une con cualquier sistema.

Estos zunchos suelen colocarse a distancias comprendidas entre los 40 y 80 cm, según las alturas. Es decir, irán mas juntos aquellos que estén en la parte baja del encofrado, pues ya hemos visto en varias ocasiones que el mayor empuje del hormigón se produce en la base y va disminuyendo hasta llegar al borde superior del molde en que su valor es nulo.

Diámetro de los depósitos
Los depósitos pueden tener cualquier dimensión, desde la mas reducida a la mayor imaginable. Para depósitos de pequei3os diámetros, las tablas de encofrar tienen que ser lo mas estrechas posible, ya que en caso contrario no se obtendría una circunferencia, como sección transversal, sino un polígono mas o menos regular. 

Por lo tanto, se tendrá en cuenta a la hora de encofrar que para diámetros pequeños hay que usar tablas estrechas.

Apuntalamiento
Como vimos, los camones directrices superiores iban fijados a las «velas», las cuales, además, nos servirán para el atirantado. Estas «velas» deberán ir debidamente arriostradas con tornapuntas que, por regla general, se colocan de la manera siguiente:

Un tornapuntas en la parte baja, coincidiendo con los camones que forman la directriz inferior y otro tornapuntas en la parte superior, también en coincidencia con la altura a que va la directriz superior, tal como se muestra en la figura 139.

Todo cuanto decimos constituye el grupo de operaciones a efectuar en el encofrado del paramento exterior. 

Una vez realizado éste, serán los ferrallistas los encargados de colocar las armaduras que deberá llevar el depósito, lo que debe efectuarse «antes de comenzar a colocar el encofrado interior», ya que se crearían una serie de dificultades de espacio que entorpecerían grandemente el trabajo de unos y otros.

Encofrado Interior
Ya dijimos que si se había hormigonado previamente la solera del depósito, el encofrado interior del molde se apoyará sobre dicho suelo, con sus camones, etc. Pero si para la fase de hormigonado se ha previsto hacer sin solución de continuidad tanto la solera como las paredes, entonces el encofrado dei paramento interior irá colgado sobre tacos de hormigón, zancos de hierro, etc.

 

En esta ocasión, los camones que sirven de directrices al encofrado interior han de ser lo suficientemente fuertes como para servir de elementos resistentes de los esfuerzos que reciben las tablas.

En cuanto al resto de las operaciones de montaje siguen un procedimiento en todo similar al ya descrito para el encofrado exterior.

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