Los elementos más apropiados para drenar un terreno son los tubos de drenaje que, a pesar de su coste superior a los demás, son los de mejor conservación para formar una red de drenaje subterránea en la que el agua penetra en los tubos por sus puntos abiertos.
Si se desea, pueden hacerse drenes como los que se indican en las figuras 18 y 19. Los primeros están compuestos por cantos y los segundos por lascas de piedra; pero como decimos antes, lo más práctico por ventajas de todo orden son los tubos.
Los tubos de drenaje son de arcilla cocida o gres, pudiendo también emplearse de cemento. Tienen una longitud que varía entre 30 y 50 centímetros, con un diámetro interior de 4 a 20 centímetros, empleándose en los drenes colectores y desagües, tubos de cementos de diámetro conveniente, y cuando éste es superior al tipo standard. En este sistema de drenes, el agua penetra en los tubos por las juntas que se dejarán sin recubrir y un poco separadas. Es conveniente, para activar la circulación de aire por las tuberías de drenaje, reunir las cabezas de los drenes por una tubería en cuyo punto más elevado se establece una chimenea de ventilación. Esta puede hacerse 'de diferentes modelos, construida con ladrillo o mampostería. En esencia consiste en una caja o chimenea de donde parte el primer tubo con orificios de ventilación a una cierta altura sobre el nivel del terreno para evitar que penetren sustancias extrañas.
La unión de tubos de drenaje con los colectores se efectúa por piezas fabricadas especiales, pero también puede hacerse perforando el tubo de drenaje, y tapando su boca; se coloca sobre el colector, también perforado, recibiendo la junta con cemento.
El cambio de calibre de los tubos puede hacerse por piezas fabricadas especiales en forma de botellas o también si son superficiales, en arquetas de ladrillo enlucido en las que acometen o parten los dos tubos.
En las zonas más encharcadas, se facilitará la filtración del agua a la red drenaje por medio de pozos que se construirán en los puntos más bajos del terreno, y de cuyo fondo parte un dren de evacuación que los une al colector más próximo; estos pozos están constituidos por capas de cantos o grava y arena gruesa que evitará penetre excesiva cantidad de fango en el interior de la tubería, siendo su dis- posición la que se indica en la figura 20.
La distancia a que hay que colocar los drenes y la profundidad de los mismos está en relación con el descenso que queremos obtener de la capa freática, o sea con el espesor de lacapa que queremos desecar, dependiendo directamente de la permeabilidad del terreno. Pero como ésta, a su
vez, depende de la composición granulométrica y química del mismo, la profundidad y distancia entre los drenes ha de relacionarse con estos factores.
En un terreno con una capa freática, de altura determinada una vez que coloquemos los drenes, esta capa freática sufre un descenso. Pero este descenso no es uniforme en todos los puntos, sino que es muy acusado en las inmediaciones de los drenes, quedando más elevado entre ellos. La altura de esta elevación entre drenes está relacionada con la permeabilidad del terreno. Cuanto más permeable sea éste, tanto más uniforme será el descenso de la capa líquida y menos elevación alcanzará entre los drenes y, al contrario, cuanto menos permeable sea el terreno, menos uniformidad tendrá este descenso y a mayor altura permanecerá la capa líquida entre los drenes. En estas condiciones el descenso que desearíamos del nivel líquido podemos conseguirlo de la siguiente forma:
1.º Cuanto menor sea la distancia entre los drenes, menos altura alcanzará el nivel freático entre ellas (fig. 21).
2. º Cuanto más profundos estén los drenes, mayor descenso conseguiremos del nivel freático (fig. 21).
Teniendo en cuenta el espesor de la capa que deseamos sanear, o sea, el descenso del nivel freático que deseamos obtener, podemos hacerlo poniendo los drenes a corta distancia y superficiales o a mayor distancia y más profundos siendo inversa la relación entre distancia y profundidad.
La distancia a que se colocan los drenes está limitada por el coste de la excavación, que será mayor cuanto más profunda sea la zanja. Se señala en general un mínimo de 1 a 1'20 metros, y en terrenos que posteriormente se dediquen a cultivo no deberá ser menor de 1'30 metros, para evitar lleguen a ellos las raíces profundas que tienden a crecer entre los tubos y obstruyan los drenes, sobre todo empleando el drenaje con tubos.
Hay tablas que nos dan la distancia a que debemos colocar los drenes en relación con la permeabilidad del terreno, la cual está dada en relación con su análisis granulométrico según su contenido en lama, polvo y calcio. Las tablas de Kopetzky, Kornella y Gerhardt están en relación con el contenido en lama y las de Frauser con el contenido en polvo y lama.
Muy valiosa información, es imprescindible mejorar la resistencia de los suelos por medio del drenaje planificado
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