Las rocas, cualquiera que sea su tipo sufren los estragos de la erosión causada por el intemperismo y otros fenómenos a tal grado que se desintegran, el material resultante de la erosión es acarreado ya sea por el viento, los arroyos, ríos y glaciares llegando en ocasiones hasta el mar. A lo largo del trayecto, el material erosionado se acumula y se endurece gracias a la compactación y la cementación, convirtiéndose con el tiempo en una roca sedimentaria. El proceso descrito también comprende a las rocas sedimentarias formadas por precipitación química o deposición de restos de materia orgánica. En las rocas sedimentarias se puede observar que las superficies de deposición de los sedimentos se conservan dando a las rocas una cierta estratificación, la unión de estos estratos se distingue por los cambios abruptos en el tamaño de las partículas o en el cementante. Las rocas sedimentarias se distinguen de las ígneas precisamente por su estratificación, en las rocas ígneas por el contrario se tiene una estructura masiva. También, las rocas sedimentarias se distinguen porque es posible encontrar en ellas fósiles, en cambio estos no existen en las rocas ígneas.
La Tabla 2.2 proporciona algunos detalles para la identificación de las rocas sedimentarias más comunes en la construcción, las rocas se clasifican en dos tipos, las rocas clásticas que se distinguen por ser resultado de un fenómeno de transporte y las rocas formadas por precipitación química donde los minerales constituyentes han sido transportados en suspensión y se han precipitado ya sea por reacción química orgánica o inorgánica. Entre las rocas clásticas se encuentran los conglomerados, la arenisca, y la lutita. Entre las rocas formadas por precipitación química se encuentran la caliza y la dolomita.
Tabla 2.2. Identificación de las Rocas Sedimentarias.
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