Mostrando entradas con la etiqueta TERRENO. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta TERRENO. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de marzo de 2011

Reconocimiento de los Áridos que Forman el Hormigón.

Los  áridos  que  intervienen  en   la  formación  de  morteros  y  hormigones deben   tener ciertas características  en cuanto  a granulometría  y limpieza  de limos o  arcillas.

En la obra se reconocen  las arenas tomando un  puñado y estrujándolo en la  mano. Si mancha y no cruje, será una arena deficiente; pero si ésta deja la mano limpia  y  cruje  ásperamente, la  admitiremos  sin  más  averiguaciones.

También  se  puede  echar  un  puñado  de arena  en  agua limpia, que  quedará más o  menos turbia según  contenga  más o  menos  impurezas.

Pero estos  reconocimientos  de  tipo práctico,  no nos llevan  al  resultado final de conocer exactamente cuando  un árido es apto o no  para  su empleo.

Y  ante la  duda  no  nos quedará  otro  remedio que  investigar  químicamente su composición, lo que  en  la  práctica,  al  no tratarse de  un caso especial, se pasa  por alto,   quizá  por  el  retraso que en la  obra suponen  todas  estas  gestiones, de  no haberlas  previsto  antes  de su  comienzo.

En  las  normas  españolas se  prohíbe el  empleo  de  áridos  con  un  contenido de arcilla superior  al 3  por 100 en  peso.

Vamos  a  describir  primeramente  un  ensayo  de  arenas  a  pie  de  obra. 

 
Para ello se  toma una probeta de cristal o de  plástico de 250 centímetros cúbicos  (fig. 66).

De  la  muestra  representativa  de  la  arena  a  ensayar  se  toma  una  determinada porción que se  pasa por  un  tamiz y de  la parte tamizada se echa en la probeta  la cantidad necesaria  para alcanzar en ella la división100. A continuación  se  agrega  agua  hasta  la  división  150 y  tapando la  probeta  con  la mano, o  mejor  aún  con  un  tapón  de goma,  se  agita  vigorosamente  durante tres  minutos.

Se  deja sedimentar en  reposo  completo  durante  una  hora y  al  cabo  de este tiempo se observará en la  probeta tres zonas:

La  inferior  estará constituida  por  la  arena que  ya  se habrá  depositado.

Una  zona  intermedia  constituida  por  la  sedimentación  de  limos y  arcillas;  y una tercera zona de agua transparente o casi transparente.

Si  la  zona  ocupada  por  la sedimentación  de  arcilla  es  decir, la  intermedia, mide  menos  de 8 mm  (fig.  67) la  arena es totalmente  utilizable, siendo tanto más  limpia  cuanto  menor  sea  esta  zona.

Si  esta  zona   tiene  exactamente  8  mm,  la  arena   tendrá  el  ya  prohibido 3  por  100 de  arcilla,  por   tanto se  deberá  lavar, si ello es enconómicamente posible, o desechar  en  caso  contrario.

No  hay  que  decir  que  si  la  zona   fuese  superior  a  8  mm  (figura  68) es que pasa del  3  por 100, tanto más cuanto más  amplia sea esta zona.



lunes, 7 de marzo de 2011

Operaciones de Agotamiento.

Es  frecuente que  al  hacer  una  excavación  más o menos  profunda  haga su  presencia  el  agua.  Esto  sucede  cuando  se   llega  a  una  cota   inferior  del nivel freático, y es entonces cuando no sólo  se hace necesaria su extracción, sino que   la misma debe ser continua hasta que los orificios  por donde pase el  agua  sean  tapados  convenientemente.

Uno  de  los  procedimientos  más  utilizados  es  el  agotamiento  mediante bombas  en  caso  de  que  las  filtraciones   sean  pequeñas  y  fluyan  de  forma regular,   en  cuyo  caso  el  agotamiento  deberá  ejecutarse  sin   interrupción alguna.  Sin  embargo,  este  método  no  es  aconsejable  cuando  se  trate  de suelos  de   composición  arenosa, pues si   ésta  es  fina  existe el  peligro  de  que sea  absorbida  por  la  propiabomba, produciéndose  una  subpresión  hidráulica,  lo que  puede  dar   lugar  a   la  formación  de  arenas  movedizas.

Si  antes  de  proceder  a  la  excavación  o  vaciado  de  un  terreno  para  cimentación,  de  los  sondeos  preliminares  sacamos  la  conclusión  de  que a cierto  nivel del  subsuelo existe  agua  que  conviene  extraer,   se emplean  los tubos  sonda  a que nos   referimos,   los  que, en   su  parte  interior,   llevan  para la protección de  los orificios  una  tupida  tela metálica que hace  las  veces de filtro;  y en  la  parte  superior,  conectado  al  tubo de  aspiración,  una  bomba de  agotamiento.

Toda  operación  de  agotamiento  deberá  ser  vigilada,  no  sólo  durante  la construcción   de   la   cimentación   propiamente  dicha,   sino  algún   tiempo después.

Figura 52.

Para  sacar  el  agua  es  muy  recomendable  hacer  un  pozo   de  toma  o sumidero,  que   se   irá   profundizando a medida que se  continúa con la  excavación   (fig.  53),  a  cuyo   lugar  deberá  ser  dirigida  el  agua  mediante  pendientes  apropiadas.

Una  cuestión  importante  es  elegir bien   la  situación  de   los pozos de  agotamiento.


El  número de  éstos  variará con  arreglo  a  la  extensión  e importancia  de   la  obra  y  de  las   facilidades con  que  se  cuente para  la evacuación del  agua.   En  cuanto  a  su  situación, una  norma  general  (salvo excepciones que  teóricamente  no  son  previsibles) son  las esquinas o ángulos del  edificio a  construir. Los  pozos  deberán  tener una   sección  de  unos  dos  metros  en cuadro por 1'20  de profundidad,   aproximadamente, por debajo del   nivel de  los  cimientos.

Para   profundidades   mayores de los 7  metros,  que   es  prácticamente la altura   máxima   de  operación   de    las  bombas,  se  colocarán   las  mismas  por debajo de   la  rasante  del   terreno y por encima de la  capa  freática.  De  este modo el  agua  llegará  hasta  la  boca  de descarga por  efectos de   impulsión, en cuyo  punto  se  realiza  el  desagüe  mediante  zanjas  o   tuberías.


Las   bombas   más    frecuentemente usadas   son   las   de   diafragma   (figura  54), accionadas  a  mano o  con  motor,  y  las bombas centrífugas  (figs. 55 Y  56).

Indudablemente  que  la  más  aconsejable  para  esta  clase  de    trabajo  es la  bomba  centrífuga,  cuyas  dimensiones  dependerán  del  volumen  de  agua a  elevar.  Suelen  estar  provistas de  un tubo  de  succión  extensible  mediante prensaestopas,  y  provisto  de  una  válvula  de  pie.  El  prensaestopas  permite alargar   el  tubo  de succión  sin  dificultad  a medida que  se  va profundizando el pozo. Hay que disponer  de las  cadenas o cables necesarios  para  que,  fijados  estos  amarres  junto  a  la  bomba,  se  pueda   trasladar con  alguna  comodidad.  Debe   tenerse  especial   cuidado  en que las  juntas del   tubo de succión sean perfectamente impermeables,  para   lo que se utilizarán   anillos de goma.

Hay  alguna  ventaja  en  colocar  la  bomba  algo  desviada   del  pozo  con objeto  de  que  la  boca  de  éste  quede   lo  más  despejada  posible.   Parte  del rendimiento  de  la  bomba  se  pierde  por  rozamiento  del  agua  en  los  codos, pero  la  pérdida  es  menor  que  la  utilidad  que  reportan.  Los  codos  deben tener  un  radio  lo más  amplio posible.  Las  bombas centrífugas  (como  se ha dicho  anteriormente)  pueden    elevar  el  agua  hasta   los  8  metros  de  altura, pero  cuando  dan  su  máximo  rendimiento  es  en  la  comprendida  entre  los 2  y  2'50  metros.






domingo, 6 de marzo de 2011

Entibaciones para Zanjas, Vaciados y Pozos.

Hay  muchas  clases  de  entibaciones,  pero  ciñéndonos  a   lo  meramente constructivo,  señalaremos  tres   tipos  de   entibaciones  para  zanjas,  vaciados y  pozos.

Las entibaciones  tienen  como principal  misión  la de  proteger  al obrero cuando éste ejecuta  una  tarea  bajo la  rasante del  terreno.  Mientras que las zanjas o  pozos  son  de  poca  profundidad  y se  tiene la seguridad de que el terreno es coherente,  no es necesario   tomar   tal precaución;  pero  si, por  el contrario,  se  trata  de  terreno  movedizo  o  poco  consistente,   entonces  es cuando se impone la entibación, sin escatimar material alguno, pues en estos casos  un  ahorro  mal  entendido  de  madera  puede  conducir  a   lamentables fracasos, muy difíciles de compensar  por  tratarse  de  vidas humanas que se ponen  en  juego.

Por   lo   tanto,  entibación  es  la  operación  destinada  a  la  contención  de tierras, que se   realiza  de manera  transitoria  (hasta  el  relleno  del  cimiento) mediante  piezas  de  madera,  cuyo   sistema  varía  con  arreglo  a   la  clase  de excavación  de que  se   trate así como de la calidad del,  terreno.

En el caso de que éste sea  algo consistente, bastarán unos  tablones  adosados  a la zanja y unos codales de  rollizo para  impedir  el  desprendimiento de tierras. Los codales no entran a presión, sino que ésta se realiza mediante un  par  de  cuñas que se  introducen  entre la  testa  del rollizo y   la  tabla  o el tablón  de sujeción  conforme se  dispone  en  la  figura 42.



El  sistema  de  acodalamiento de  las  figuras 47 y 48 se  efectúa, en el  primer  caso  (fig.  47)  mediante  unos  codales  sobre  una  alfarjía  o  tablón  que distribuye  la  presión  uniformemente  por  todas   las  tablas:  y  en  el   segundo se realiza por  tablones  que  sustituyen  a  los codales.


Las  entibaciones  de   los  vaciados  difiere  de  los  anteriores  en  que  éstas no  pueden  realizarse  por  presión  contra  los  dos  paramentos  verticales,  ya  que  sólo  existe   uno,   por  lo  que  debían   realizarse  mediante   tornapunras.


La  entibación  en  este  caso  se  realiza  (fig.  49)  con   un  forro  de  tablas  o   tablones  disponiéndolas  vertical  u  horizontalmente,  según  se   trate de  las primeras  o  de  las  segundas,  unidas  por   una  alfarjía.  A  cierta  distancia  se colocan  unos  tacos de  madera  hincados en  el suelo, y entre éstos  y las alfarjías  se coloca el  tornapunta. En  la citada  fig. 49 hay dos  tornapuntas que son los  que  en  realidad  absorben  el  empuje  de  las   tierras.

Esta entibación  se  desarma  a  medida  que   se  va  construyendo  el  muro, siendo  conveniente  dejar  algunos  huecos  en  el  mismo  para  mantener  algunas  tornapuntas,  hasta  que  el  mismo  tenga  la  altura  y  la  rigidez  necesaria para  que  su  continuación  no  ofrezca  peligro  alguno.


Seguidamente  presentaremos  los  tipos  que  para  entibación  de  pozos  se utiliza  más  corrientemente.


Para  pozos  circulares  se  realiza   un  forrado  de  tablas  de  la  pared   del pozo mediante   tablas  verticales  y  estrechas,  las  que  permiten,  más  que  las anchas,  una  mejor  adaptación  a   la  forma  circular;   estas  tablas se  sostienen mediante  unos  anillos  extensibles  de  hierro  (fig.  50).

Este  sistema posee el  inconveniente  de que, como las  tablas  tendrán  una  longitud  menor  que  la  profundidad  del   pozo,  el  entibado  quedará  cortado y,   por   lo   tanto,  formará  dos  zonas,  existiendo  el  peligro   de  que,  al  ser  independiente  una  de  otra,  haya  derrumbamientos. Esto  puede  evitarse  n o emparejando   tablas  de  igual   longitud,  sino  alternando   unas  más   largas con  otras más cortas con el fin de presentar  un  entibado de superficie descontinua  y que las zonas queden  enlazadas  entre si.

Las  entibaciones  de  pozos rectangulares son más  fáciles  de  realizar,  ya que  todo  se  reduce  a un forrado de  tablas, que   se pueden  disponer  de  manera horizontal o vertical, aconsejándose  esta última por el ahorro de  tabla que  supone  el  aserrado  que  sería   necesario  ejecutar  en  la  primera,  y  un acodalamiento de rollizo que se fija mediante cuñas, tal y como se  indica en la   figura 51, que  representan  el   alzado  y  la  sección.

Esponjamiento de los Terrenos.

Entrada destacada

Hidratación del Cemento y Curado del Concreto

Hidratación del cemento y curado del concreto El curado del concreto no es simplemente una cuestión de endurecimiento del concreto a medida ...

Entradas populares