lunes, 1 de abril de 2013

Envejecimiento de un Edificio Acciones Externas a la Construcción

Naturales de acción permanente
Todo elemento constructivo en función de su empiazamiento y orientación está sometido a una gran diversidad de acciones naturales que actúan de  forma permanente o periódica y que son la causa fundamental del proceso de envejecimiento a que un edificio como cualquier otro elemento existente está sometido.

En función de su origen se clasifican en tres campos diferentes.

Químicas
Las acciones químicas son las debidas al efecto sobre los materiales de los compuestos presentes en la atmósfera o los que se desplazan utilizando como vehículo el agua en distintas formas: líquida o vapor.

Uno de los fenómenos atmosféricos más frecuentes es la oxidación (figura 3.6), que causa la corrosión de los metales provocando su expansión y, por tanto, la rotura del material que los envuelve.

Mancha de oxidación en la cubierta de un monumento.
Figura 3.6 Mancha de oxidación en la cubierta de un monumento.
Así mismo, hay un principio químico elemental de ácido + base = sal + agua, reacción que se produce con frecuencia en atmósferas solucionadas a causa del anhídrido sulfuroso y otros derivados de la combustión de aceites minerales o de carbones con la formación de sulfatos, con el consiguiente incremento de volumen que causa la degradación superficial progresiva.

Este fenómeno se produce de forma especialmente agresiva en zonas próximas al mar a causa de las altas concentraciones de cloruros y en muchas otras circunstancias como el propio anhídrido carbónico que produce carbonatos.

El agua en su desplazamiento por remonte capilar provoca efectos parecidos en su evaporación, produciendo la cristalización de sales en la superficie (figura 3.7) y la degradación progresiva. En el caso de la lluvia y la niebla se arrastran los ácidos de la atmósfera o los de origen biológico producidos por los detritos de anirriales, depositándose en la superficie de las fachadas, facihtando su reacción agresiva.

Remonte capilar en un muro de piedra caliza.
Figura 3.7 Remonte capilar en un muro de piedra caliza.
Físicas
Las acciones físicas sobre los materiales son agresiones externas que actúan sobre ellos produciéndoles desgaste y degradación progresiva.

Las variaciones térmicas, y los efectos de dilatación (figura 3.8) y contracción que generan, causan en muchas ocasiones fisuras o microfisuras, en función del volumen de las piezas expuestas y de sus coeficientes de dilatación, facilitando así posteriores agresiones químicas o por heladas; asimismo, las altas temperaturas que se pueden alcanzar a causa del fuego, en general, causarán graves daños a los mateia]es expuestos.

Efecto de la dilatación en el peto de una azotea.
Figura 3.8 Efecto de la dilatación en el peto de una azotea.
La erosión eólica y, en algunos casos, la del agua son acciones lentas pero que unidas a otros factores pueden causar daños importantes.

Las vibraciones debidas al tráfico, los aviones, los ferrocarriles o a otras causas, en general, no constituyen un problema determinante de ninguna patología, pero pueden incrementar de forma importante un cuadro fisuratiyo existente.

La presencia de humedad en la construcción resulta el agente físico más perjudicial para cualquier material o construcción por sí misma, ya que sirve de vehículo necesario para hacer posible muchas otras agresiones de tipo químico y biológico.

Biológicas
Las acciones biológicas son las causadas por microorganismos vivos que se establecen sobre o próximos a los materiales de construcción causándoles alteraciones de tipo físico o mecánico (figura 3.9).

Rotura de un muro que ejercía de valla por raíces de árboles.
Figura 3.9 Rotura de un muro que ejercía de valla por raíces de árboles.
Por una parte, están las plantas mayores de tipo herbáceo, arbustivo o arbóreo que crecen en el propio elemento arquitectónico, introduciendo sus raíces en las juntas o grietas del material, actuando como cuñas y causando movimientos y roturas en muchos casos de gran importancia.

Los daños de estas plantas en algunas ocasiones no son suficientemente valorados y se fomenta el crecimiento de plantas trepadoras en muros de mampostería que acabarán por provocar su completa ruina.

Por otra parte, una acción muy diferente es la que realizan los microorganismos como las bacterias, los líquenes, las algas y los hongos, que en algunos casos se alimentan de los propios componentes del material, debilitándolo, y en otros producen componentes agresivos a partir de transformaciones bioquímicas.
Consideración especial en este apartado deben tener los diversos y peligrosos insectos xilófagos, que tienen en la madera su medio de vida y causan su degradación irreversible.

Otros animales que pueden causar daños a los edificios son los ratones que anidan en el interior de los muros de mampostería, haciendo perforaciones en su interior y debilitándolos de forma importante.

Naturales de acción imprevista
Independientemente de las acciones naturales permanentes, los elementos arquitectónicos están expuestos a otras acciones, también naturales, que se pueden producir de forma imprevista, pero que en la mayoría de los casos resultan de mucha mayor capacidad destructiva que las anteriores.

Terremotos: las ondas sísmicas producen movimientos en la superficie terrestre que provocan vibraciones intensas a los edificios, pudiendo causar su colapso total o daños de consideración.
• Inundaciones: las crecidas de los cursos de agua en épocas del año de grandes lluvias pueden causar la acción de estas aguas sobre los edificios, provocando también graves daños.
Rayos: la caída de rayos en edificios puede causar su fractura.
Incendios: los incendios son un peligro constante en los edificios que pueden causar su destrucción total, si bien los daños están muy relacionados con sus características constructivas.
Otras causas naturales de carácter catastrófico e imprevisible pueden ser:
las fallas geológicas del terreno; la erupción de volcanes; los maremotos; las heladas excepcionales; los ciclones, y las trombas de agua entre otras.

Humanas
El hombre con su comportamiento y la utilización también resultará en muchos casos una causa de la degradación de los elementos arquitectónicos a partir de acciones directas o indirectas.

• Los trabajos de reforma, ampliación o conservación de un edificio resultan en ocasiones perjudiciales para éste; en un intento de variar su comportamiento se puede causar su degradación (figura 3.10).
• El propio uso de un edificio representa un desgaste de éste.
• Los accidentes, como son cortocircuitos, explosiones de gas, etc., o en general, deberán atribuirse a causas humanas.
• Las modificaciones del subsuelo que cambian las capas freáticas, la excavación de túneles, la excavación bajo la rasante de los cimientos en el terreno colindante, etc., pueden ser causa de problemas en un edificio.


 Destrozo de la impermeabilización debido a la acción del hombre en trabajos de reparación.
Figura 3.10 Destrozo de la impermeabilización debido a la acción del hombre en trabajos de reparación.

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