Debe controlarse el hormigón fresco con objeto de asegurar que la colocación en
obra podrá efectuarse correctamente (buena compacidad y ausencia de coqueras).
Para ello se controlarán dos características: la consistencia y el tamaño
máximo del árido.
A veces resulta interesante controlar también el peso específico del hormigón fresco, que constituye un índice tanto de la calidad como de la uniformidad del mismo.
La consistencia debe ser adecuada al procedimiento de
compactación, tamaño de la pieza cantidad de armaduras. A estos efectos puede
consultarse el apartado la tabla 3.7.
Una vez establecida la consistencia óptima para cada zona de obra y época del año, el control se efectúa mediante el cono de Abrams varias veces a lo largo del dia como una comprobación de rutina. Con objeto de tener en cuenta las modificaciones experimentadas durante el transporte, el ensayo debe realizarse pie de tajo de colocación.
En cuanto al tamaño máximo del árido, su control se efectúa por tamizado del hormigón fresco, con ayuda de un chorro de agua. Se admite una tolerancia del 6 por 100 en peso del árido grueso (tamaño superior a 4 mm). Basta con realizar un ensayo por semana.
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