martes, 13 de septiembre de 2011

Dificultad de ejecución del encofrado de una escalera curva: Camones, zancas, losa, apuntalamiento, Madero de sobrezanca.

Si el encofrado de las escaleras de tramos rectos no eran la labor fácil, el de las escaleras curvas supera con creces dicha dificultad. Como ya hemos repetido en muchas ocasiones, no es frecuente encontrar en los planos de obra nada referente a encofrados de los elementos que componen aquélla, sino que sólo se dibujan y proyectan las obras tal y como deben quedar una vez terminadas, por lo que corre a cuenta del encofrador» el ingeniárselas como francamente sepa para obtener los moldes deseados.

Cuando se trata de elementos rectos, la dificultad es exigua; no así en el caso de escaleras con tramos curvos. 

Generalmente, pues, será preciso trazar unos camones que marquen el desarrollo de la losa de escalera, si va encajada en muros; con camón por una parte y tablero de zanca por otro lado, si la escalera va por un lado adosada al muro y al aire por el otro. O, finalmente, con dos tableros de zanca, uno por cada lado, si la escalera va enteramente al aire.

Camones
Están destinados a soportar los pesos correspondientes al encofrado de la bóveda y del hormigón, por lo que en el presente caso son los elementos resistentes del armazón de madera. Por tanto, se procurará que no haya trozos de tabla demasiado estrechos. A veces es muy conveniente colocar doble tabla en el camón para reforzar los apoyos defectuosos que se producen en las entradas y salidas de la escalera, en que sólo las tablas que forman el molde del tablero de losa apoyan por un solo extremo. Doblando el espesor de los camones, se consigue un buen apoyo de dichas tablas. En la figura 107 se muestra un trazado de camones para una escalera curva. 


Para el trazado de la línea superior de los camones, la que sirve de apoyo a las tablas del encofrado de la losa de la escalera, basta con disminuir en un grueso de tabla la línea de la bóveda que nos marquen los planos del proyecto y que dibujaremos sobre la montea. Sobre la pared en donde se apoya la losa, y sobre une superficie previamente preparada, se dibuja dicha montea.

Los camones de las zancas se dibujan sobre los tableros de éstas. Las tablas que forman dichos camones pueden ir clavadas a las paredes de la caja de la escalera o montadas sobre apeos. En la figura 108 vemos un camón para apoyo de las tablas del encofrado de la losa de una escalera montada sobre un apeo.

Zancas
Por la dificultad de ejecutar los tableros de zanca, de la misma forma que indicábamos al hablar de escaleras de tramo recto, en que aquéllos estaban constituidos por tableros estrechos, ya que aquí, por la forma curva de la bóveda, habría zonas estrechas, es preferible formar tableros que asienten en el suelo, como se muestra en la figura 107. Como ya vemos en ella, sobre este tablero van también las tablas que forman los camones, y las bridas donde apoyarán verticalmente los tableros que delimitan las contrahuellas. Aunque en la figura 107 se han dibujado estas bridas a distancias horizontales diferentes (lo que parece saltar a la vista como un error de dibujo), no es ni más ni menos que el efecto de la escalera en curva. Es, pues, una proyección sobre un plano vertical. Habrá entre todas esas distancias, sólo una que será la verdadera y que corresponderá a la dimensión de una huella. El resto estará, en el dibujo, claro, deformada por efecto de la curvatura de la escalera. 


Para obtener el tablero de zanca, comenzaremos por disponer de un tablero con las dimensiones necesarias para que nos quepan en él todas la sbridas del tramo que nos propongamos encofrar. Sobre ese tablero, procederemos a dibujar la línea de la escalera por la zanca.

Es conveniente que las dos tablas inferiores, Tas que van junto al suelo, del tablero preparado se prolonguen sobresaliendo del resto, como se indica en la figura 107, para con ellas dejar formado el primer peldaño de arranque de la escalera. A partir de aquí, se lleva la altura correspondiente a una contrahuella, que vendrá fijada en el proyecto, para determinar el segundo peldaño. De esta forma se va obteniendo la traza de los escalones sobre el tablero. Si unimos todos los extremos más bajos que forman los ángulos de los escalones, se obtiene una curva paralela a la de la b6veda de la escalera por su parte inferior, por lo que no hay más que bajar dicha curva en el grosor de la losa para obtener así el trazo de los camones al disminuir altura en un grueso de tabla.

Para trazar perfectamente la curva de los camones, ya que por el procedimiento anterior sólo habremos obtenido una serie de puntos correspondientes a la misma, se suelen clavar unos clavos en dichos puntos y encajar una reglilla algo flexible, hasta darle una forma aceptable estéticamente y que no produzca disminución en el grueso de la losa de la escalera, si acaso aumento de algunos milímetros en dicho espesor.

Losa
Para el encofrado de as losas se necesitan tablas en muy buen uso, debidq a los esfuerzos que deben soportar. Se ha de tener en cuenta, además, que por las especiales características de las escaleras en curva, habrá que obtener tableros en forma trapecial, ya que por su parte exterior, las huellas tienen más desarrollo que por la interior, siendo la línea de huella la que debe tener la dimensión adecuada. La diferencia entre ambas bases del trapecio será tanto mayor cuanto «más cerrada» es la escalera, es decir, cuanto menor sea el radio de giro de la escalera, en planta.

Estas tablas se apoyan, por una parte, en el camón de la zanca y por el otro en el de caja. Presentados sobre estos camones, se irán clavando a los camones respectivos. A veces será necesario clavar unas cuñas intermedias para darles a las tablas el ligero alabeo a que les obliga este tipo de escalera.

Cuando la escalera es bastante ancha, o se teme que el alabeo de las tablas dé en los extremos de ¡as mismas unas líneas con resaltos, por la resistencia que dichas tablas oponen al alabeo, se necesitan poner camones intermedios, para guiar mejor el apoyo de las tablas o para que al ser éstas más cortas, como resultado de dividir su longitud en otra menor, se consiga un mayor efecto.

Apuntalamiento
Cuando ya tengamos montado el encofrado de la losa de escalera, procederemos a apuntalarla debidamente. 

Los puntales que se coloquen deben de llevar, si fuera posible, la dirección normal a la superficie que tratan de apuntalar, es decir, que irán inclinados de manera que sean perpendiculares en cada punto al tablero de la losa de la escalera. Si esto no fuera posible, se buscará la forma para que esta inclinación sea lo más aproximada posible a la perpendicular.

Los camones llevan sus tornapuntas y también será preciso en la mayoría de los casos disponer tornapuntas para la mayor seguridad de los puntales, los cuales, para evitar todo desplazamiento, irán arriostrados entre sí con cruces de San Andrés. 

Madero de sobrezanca
Como ya dijimos al hablar de las escaleras de tramo recto, para mejor fijación de las tablas de contrahuella se puede disponer de un tablero, lla mado de sobrezanca, para colgar de él y obtener así otro apoyo más, los tableros de contrahuella. De esta manera el empuje que se produce al hormigonar los escalones y que va contra los tableros de contrahuella, queda más repartido, puesto que el tablero de sobrezanca se apoya, en un corte biselado, contra el suelo, si es un primer tramo, o sobre una meseta ya hormigonada, si es en un tramo alto.

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