viernes, 8 de abril de 2011

DRENAJES: Impermeabilización de Cimientos.


En los terrenos ya construidos, es decir: en aquellos solares o parcelas en las que al edificar no se tuvo en cuenta la contingencia de humedades, la técnica más aplicada al caso es la del avenamiento, la cual consiste en dar salida a las aguas que se estancan alrededor de la construcción.

Estas aguas pueden tener (como ya hemos dicho) dos procedencias: de aguas de lluvia que caen sobre el terreno y que debido a la poca pendiente de éste, fallos o permeabilidad, quedan estancadas alrededor del edificio, o bien de aguas subterráneas que existan en el terreno.

Tanto en un caso como en otro, si el agua corre sobre una capa impermeable (por ejemplo de arcilla) y la construcción en su parte más baja queda a un nivel inferior a esta capa (por existir sótanos) es necesario que se canalicen estas aguas bien dando pendiente natural al terreno, para que se alejen o conduciéndolas hacia un pozo.

Puede ocurrir que la capa impermeable de terreno, por donde se desliza el agua, sea horizontal (fig. 178) o en ladera (fig. 179) más alta que el  asiento del cimiento (fig. 178), o bien más elevada por un lado y más baja por el otro (fig. 179) debida a la pendiente de la ladera.

Figura 178




Figura 179


En el caso de la citada figura 178, lo más recomendable es hacer un pozo absorbente a donde se conduzcan las aguas mediante una tubería dren, cuyo colector de recogida se coloca entre unas piedras que hacen de filtro, como puede apreciarse en la figura 180.


En cambio, para el caso de la figura 179, las aguas pueden recogerse mediante un canal en la parte alta de la ladera y de forma que este canal sea parcialmente absorbente, y con conductores laterales que conduzcan las aguas a puntos del terreno más bajos que los cimientos, lo cual será fácil de realizar debido a que el terreno es en ladera. En la figura 181 represen tamos gráficamente este sistema.

Figura 180


Figura 181

Si la construcción queda aislada o sea circundada por parte del solar libre y asimismo en el interior del recinto de la construcción, mientras no se haya cubierto la primera planta, deberá disponerse el terreno de forma que existan pendientes y puntos de circulación de agua con fácil salida al exterior, en evitación de que se formen charcos. Con respecto a los cimientos, se procurará que, en su parte de contacto; con las tierras y en especial en el perímetro exterior, reúna las máximas garantías de impermeabilidad. A este efecto, en el momento de abrir las zanjas éstas se harán de anchura superior a la del relleno, lo suficiente para que desciendan las aguas. La zanja que quedará libre una vez construido el cimiento se rellenará con piedra y grava (fig. 182) con el fin de que el agua caiga fácilmente al canalillo de recogida evitándose así la humedad que con el contacto de las tierras empapadas sería transmitido al cuerpo del cimiento. También puede lograrse este objeto construyendo un tabiquillo vertical revocado y enlucido, algo separado del cimiento dejando así una cámara de aire (fig. 183). 

                                                 Figura 182                                 Figura 183

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